en algún lugar nos regalaron la idea de ser esclavos de nuestras emociones, sentimientos y reacciones. Como si no pudieran ser filtradas, como si debieran invadirnos por completo, como si no pudieran pasar por nuestra cabeza para minimizar sus efectos.
Y me refiero a una emoción, sentimiento o reaccción que genere consecuencias negativas para nosotros o nuestro entorno. Tenemos la capacidad de ser consientes de las emociones que se producen en nuestra mente y de las sensaciones físicas que estas producen al generarse; sin control pueden llevarnos a estados depresivos, agresiones evitables, auto crítica, baja autoestima, entre otras consecuencias. Es importante saber que controlamos la sitación y no ella a nosotros, es posible aprender a controlar la respuesta, reentrenarnos y no incomodar ni hacer sentir incómodos a otros con respuestas sobre dimensionadas
El primer paso es hacer conciencia sobre la emoción con la que queremos trabajar, qué la dispara? un comentario, una omisión, una acción de otros? qué nos genera fisicamente? para qué me sirve cambiarla? qué pasa sino cambio? Sí de esta manera no lo logramos, ni guardando silencio antes de explotar serán necesarias otras técnicas, pero que se puede, se puede, no se quede con eso.
Pruebe a preguntarse sí lo que está sintiendo le sirve, puede cambiarlo o de qué otra manera puede ver la misma situación. Hay que recordar ser pacientes con nosotros mismos y con nuestros cambios, algunos pueden darse de manera rápida pero sin tardan tratemonos con cariño y acpetación durante el proceso, cada vez lo haremos mejor.